El miércoles 9 de noviembre, la Orquesta y Coro Sinfónica de Milán ofreció en el Auditorio Nacional la Misa de Réquiem de Verdi. Claus Peter Flor, director emérito de la orquesta, estuvo al frente de la agrupación sinfónica, mientras el coro contó con el maestro Massimo Fiocchi Malaspina y las voces principales de Carmela Remigio (soprano), Anna Bonitatibus (mezzo soprano), Valentino Buzza (tenor) y Fabrizio Beggi (bajo). La orquesta ofreció esta obra, además, en Barcelona y Alicante. Desde su presentación en Ibermúsica en 2002 con Riccardo Chailly, la Orquesta Sinfónica de Milán no había vuelto a nuestras series. Su esperado regreso marcó otra fecha relevante para nosotros: la presentación del director Claus Peter Flor.
Estas son algunas de las críticas que recibió la agrupación en su gira española.
<<El Réquiem de Verdi es una obra magnífica y grandiosa en todos los sentidos, tanto en la forma como en el contenido, y Flor priorizó la parte vocal por encima de la instrumental, otorgándole un tratamiento más operístico que sinfónico.La protagonista de la parte vocal fue, sin duda, la mezzo Anna Bonitatibus que, con una voz dulce, cálida, dúctil y homogénea, enfiló cada frase con comodidad y una belleza radiante que lo iluminó todo (…)Flor hizo una lectura de la obra que alcanzó la dimensión ultraterrenal que tiene inherente (…) Poder escucharlo en directo en una gran versión como la que ofrecieron el Coro y la Orquesta Sinfónica de Milán es una ocasión que nunca se puede dejar perder >>Elsa Álvarez Forges, Núvol
<<El Coro y la Orquesta Sinfónica de Milán fueron los grandes triunfadores de la velada. Se trata de dos formaciones relativamente jóvenes, fundadas hace veinticinco y treinta años, respectivamente; el primero dirigido por Massimo Fiocchi Malaspina y la segunda por Claus Peter Flor, actual director emérito, de quien se destacó el regreso a Barcelona más de dos décadas después de la última visita. El coro (…) lució una gran proyección sonora, secciones empastadas, un dominio excelente del sul fiato y aquella vocalidad clara –precisamente "italiana" suelen decir los maestros de canto– que tanto cuesta obtener, a veces, en los corazones de otros países. La orquesta lo acompañó prácticamente a la manera de un órgano humano, con un sonido compactado y dinámicas, en general, equilibradas (…) el maestro hizo una lectura escrupulosa de la partitura, exigente con los detalles y de tempi más bien ágiles >>Albert Torrens, Revista Musical Catalana
<<Ibermúsica presentaba una de las obras más monumentales de todo el repertorio sinfónico-vocal, la Misa de Réquiem de Giuseppe Verdi (…) Claus Peter Flor demostró tener muy claro el concepto de la obra y cómo llevarlo a cabo, con una impecable exhibición de precisión, control absoluto sobre la orquesta y un admirable sentido de la organización (…) se valió de una ejecución de enorme transparencia y una gran claridad en las texturas orquestales, en la que pudieron escucharse detalles, sonoridades y pasajes que otras veces pasan desapercibidos(…) Espléndido el coro dirigido por Massimo Fiocchi Malaspina, que con unos 100 miembros sonó bien empastado tanto la sección femenina como la masculina>> Raúl Chamorro Mena, Codalario
<<Una interpretación del Réquiem de Verdi se parece más a una visita a un monumento imponente que a la experiencia de una pieza musical (…) La interpretación orquestal de la Orquesta Sinfónica de Milán bajo la dirección de Claus Peter Flor en esta ocasión fue perfecta (…) Camela Reggio, Anna Bonitatibus, Valentino Buzza y Fabizzio Beggi parecieron deleitarse individual y colectivamente con la forma concentrada y completamente silenciosa en que todo el público de ADDA escuchó la actuación, lo que llevó a los solistas a buscar todos los detalles operísticos posibles (…) Fue una actuación memorable de una obra monumental (…) Esta interpretación del Réquiem de Verdi vivirá mucho tiempo en la memoria por todo tipo de motivos >>Philip Spires
<<Pocas obras encontrarán en la historia de la música tan ligadas a la ciudad de Milán como ésta (…) Todo un acontecimiento en el Auditorio Nacional de Música, pues, al que se le unió, así, un exclusivo halo de "autenticidad". Un Réquiem de Verdi, digamos que… "con denominación de origen" (…) Una brillante apuesta coral con cierto rigor y crudeza instrumental, a cuyos expresivos rasgos (y riesgos…) se unieron, con verdadero ímpetu y permanente carácter, los cuatro solistas vocales: Carmela Remigio, Anna Bonitatibus, Carlo Allemanno y Fabrizio Beggi. (…) Un remate final que pareció romper la cuarta pared, dirigiéndose, una vez más, a los presentes en un recitativo conmovedor… seguido de, este sí que pronunciado, un intenso y prolongado silencio reflexivo… y… de una ovación… sí, ma in crescendo >>Luis Mazorra Incera, Ritmo
<<Asistir a una interpretación en directo de la Misa de Réquiem de Giuseppe Verdi siempre es una experiencia teatral a la vez que mística (…) la materialización sonora del Réquiem verdiano dentro de la programación de Ibermúsica fue satisfactoria por la buena disposición de los conjuntos milaneses, hasta dos centenares de efectivos sobre el escenario. La formación orquestal (…) posee un nivel musical y un color instrumental notables (…). La totalidad de sus huestes milanesas respondieron a lo que el amplio espectro y dibujo de sus manos exigía de ellas. Empaste, afinación y virtuosismo del coro sinfónico milanés, preparado por Massimo Fiocchi Malaspina, fueron excelentes durante toda la vibrante ejecución (…) El manejo de clímax y dinámicas fue modélico por parte de Peter Flor, cuyo impulsivo dinamismo corporal sobre el podio en los instantes trágicos de la condena eterna fue clave para inyectar tensión dramática durante toda la Secuencia.>>Germán García Tomás, Mundoclásico
Créditos: Rafa Martín/Ibermúsica