El pasado domingo 9 de enero ofrecíamos el primer concierto del año de la mano de uno de nuestros solistas más admirados: Evgeny Kissin. En esta nueva visita (desde su presentación en marzo de 1988, ha ofrecido con Ibermúsica más de 40 conciertos en diferentes ciudades), el pianista interpretó un programa integrado por la Toccata y Fuga en Re menor de Bach (arreglo de Tausig), el Adagio en Si menor de Mozart, la Sonata núm. 31, Op. 110 de Beethoven y el Andante spianato y la gran polonesa brillante, op. 22 así como una selección de Mazurkas (núms. 5, 14, 15, 18, 19, 24 y 25) de Frédéric Chopin. Ante un público entregado en incesantes aplausos, Kissin ofreció cuatro bises: de Bach, Nun komm der Heiden Heiland, Chorale Prelude BWV 659 (Transcr. Busoni), de Mozart el Rondó en Re Mayor, K.485 y dos piezas de Chopin: 12 Études, Op. 25: Estudio en Si menor, Op. 25/10 'Octave' - Allegro con fuoco y Vals No. 12 en Fa menor, Op. Posth. 70 No. 2. La velada estuvo dedicada Anna Pavlovna Kantor, su primera y única profesora, fallecida recientemente.
Recogemos en esta entrada algunas de las críticas publicadas.
Créditos: Rafa Martín/Ibermúsica
<< “Apoteósico, espectacular, histórico”, son algunos de los calificativos del público que asistió al recital ofrecido por Evgeny Kissinen el Auditorio Nacional de Madrid, una cita que, como en visitas anteriores, se ha convertido por su importancia artística en un evento musical histórico para la ciudad, que acudió en masa para ver tocar el piano a uno de los más importantes virtuosos del instrumento del presente (…) Continúa de esta forma el idilio de Evgeny Kissin con la ciudad de Madrid, al tiempo que con Ibermúsica, ciclo (…) que convierte cada una de sus visitas en citas ineludibles para el melómano.>> Codalario
<< Pudimos apreciar con toda claridad uno de los elementos más necesarios en la música de Beethoven, el tratamiento rítmico, que en manos de Kissin se percibió con notoria claridad. Esto logró llevarnos con comodidad durante un discurso musical de estructura ambigua, sin permitirnos perder en ningún momento nuestra conexión con la música. Inolvidable (…) La enorme calidad de este pianista se manifiesta en el hecho singular de que, aún con lo antedicho, el concierto siguió mejorando en la segunda parte con un programa íntegramente dedicado a obras de Chopin. Se le da bien a Kissin el compositor polaco (…) Tal fue el reconocimiento que tuvo que ofrecer cuatro propinas el pianista ruso, aunque tampoco se hizo mucho de rogar, se le vio cómodo disfrutando del concierto homenaje a su maestra. Incluso en las propinas mostró Kissin inteligencia y equilibrio complaciendo al público (…) y aún le sobró energía para regalarnos una ejecución espectacular del dificilísimo estudio de octavas de Chopin. No hace falta decir que ya estamos deseando que vuelva el pianista a visitarnos.>> J. Baeza, Bachtrack
<< Con un comienzo tan precoz y deslumbrante, es muy difícil saber cuándo va a tocar techo, porque parece instalado en la cima desde su adolescencia. Es casi imposible referirse a él sin incurrir en una sobredosis de superlativos, porque oyéndole tocar un piano los sentimientos que despierta son, por encima de todo, asombro e incredulidad (…) Hay que pensar que una semilla como la que atesoraba en su interior este músico prodigioso habría germinado igualmente en cualquier territorio y bajo la guía de casi cualquier maestro, pero lo cierto es que Kantor se ha ganado un lugar en la historia del piano por haber guiado los pasos de este hombre que (…) sigue pareciendo un ser de otro planeta (…) Basta que toque dos, tres notas, o un par de acordes, para que todo nos remita a Frédéric Chopin. Muy pocos pianistas han sabido traducir mejor su música y recrear con mayor riqueza su compleja y multiforme sensibilidad. (…) 'Andante spianato y Gran polonesa brillante' de Chopin (…) permitió a Kissin desplegar todos sus poderes (…) Le hemos oído muchas otras veces despliegues técnicos similares, pero no por ello deben suscitar menos admiración. Tocar esta obra así, con una ecuación tan perfecta entre musicalidad y virtuosismo, es algo al alcance únicamente de los elegidos. En el pasado, quizá tan solo Claudio Arrau. Hoy, Yevgueni Kissin. (…) Fuera de programa, y con el público que llenaba la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional entregado de lleno a la feria de las propinas (…) las cuatro conocieron interpretaciones superlativas, sin que el cansancio hubiera hecho mella aparente en las facultades omnímodas del pianista (…) La enésima manifestación del genio de Yevgueni Kissin. Pero la costumbre de lo ya conocido no debe restarle un ápice de su excepcionalidad.>> L. Gago, El País
<< Kissin es ya como de la familia. Hemos crecido con él, y observado, con una mezcla de admiración y asombro, la evolución desde el virtuoso consumado que siempre fue al gran músico que además es hoy (…) Es realmente difícil no admirar el poderío, la riqueza de colorido, la apabullante ejecución y el cuidadísimo (y variado) manejo del pedal por parte de Kissin, que firmó una interpretación sensacional, absolutamente espectacular en los momentos más virtuosos y de impoluta claridad en el tratamiento contrapuntístico de la fuga. (…) Elegante, refinado, bien cantado, matizado de forma exquisita (…) Por si a estas alturas no estábamos lo suficientemente admirados de lo que Kissin nos estaba haciendo llegar, el 'Andante spianato y gran polonesa brillante' seguramente convenció hasta los más escépticos. Aquí lució el canto perfectamente dibujado, evocando en las florituras delineadas no solo con precisión milimétrica, sino con elegancia belcantista (…) Asistimos a una interpretación sencillamente memorable, plasmada con asombrosa facilidad, de una partitura de extraordinaria belleza (…) No puede extrañar que el auditorio, lleno, se volcara en aplausos. Tantos que obligaron al pianista a cuatro regalos, ofrecidos con nivel de calidad en línea con lo antes escuchado. (…) Tras más de dos horas de recital, aquello hubiera podido continuar, y desde luego lo hubiera hecho si del público hubiera dependido. Lo dije el pasado año: Kissin está en ese estado de grandeza de una madurez ya quintaesenciada. Ayer nos regaló una maravillosa tarde de piano y música. Una tarde para el recuerdo >> R. Ortega, Scherzo
<< Una vez sentado al piano, este genio se transfigura, se convierte en otro ser; es en este elemento donde desarrolla su inigualable arte, siempre magnético, seductor e irrepetible (…) Fue sorprendente ver como Kissin se encogió sobre sí mismo para interpretar un bellísimo 'Adagio en si menor KV 540' de Mozart (…) con un dominio de la estructura total, con un sentido melódico único y un toque denso, pero suave, el ruso dispuso a la sala para un encantamiento a través de su lento devenir hasta el curioso cambio de tonalidad mayor al final, que sustrae en parte la tristeza que transita toda la obra y que Kissin manejó como un mago (…) Con Chopin, Kissin lleva entendiéndose desde que los pies no le llegaban a los pedales. Y ahora, el Chopin de Kissin es sinónimo de “no hay otro igual ni mejor” (…) Con los bises, Kissin volvió a demostrar que no los toca para encandilar al público ávido de notas (…) a pesar que Chopin siguió estando presente en dos ocasiones, en especial en el más alucinante Estudio n. 10 Op. 25 que el que escribe haya escuchado en su vida, y puedo asegurar que han sido muchos. Regresará Kissin a Madrid con Ibermúsica, pero ya estamos contando las horas para otro concierto más de los que no se pueden olvidar. Si esta vez, por los motivos que todos sabemos, no pudo ir, reserve su tiempo que volverá.>> G. Pérez Chamorro, Ritmo
<< Daba gusto ver el Auditorio Nacional lleno hasta rebosar, ya que es mucho lo que los ciclos privados están sufriendo. Es obvio que Evgeny Kissin es un artista muy querido por nuestro público. (…) Kissin inspira cariño y mucho más a quienes recordamos aquel 1988 en el que Alfonso Aijón nos presentó a un niño de 16 años con camisa blanca, pajarita y mucho pelo. El día siguiente Aijón le regaló su primer esmoquin. Desde entonces ha trabajado con Ibermúsica casi una cincuentena de veces por toda España (…) Lo más espectacular de la tarde: la transcripción del virtuoso polaco Carl Tausig de la 'Toccata y fuga en Re menor K.565', supuestamente de Bach. Fue una auténtica explosión (…) parecíamos estar dentro de una catedral con un órgano rellenando de sonido hasta el último rincón. ¡Que forma de tocar, de sacar sonidos de un mero piano! Difícil encontrar parangón. La segunda parte le permitió moverse como pez en el agua (…) una selección de siete mazurcas y el agradecido 'Andante spianato y gran polonesa brillante, Op.22' para dejar a todos boquiabiertos (…) Sí, una exhibición de virtuosismo, pero también de elegancia de un pianista en absoluta plenitud.>> G. Alonso, La Razón
Créditos: Rafa Martín/Ibermúsica