El martes 19 de marzo Ibermúsica celebró un concierto único en España: Matthias Goerne y Evgeny Kissin actuaron juntos por primera vez en nuestro país en un recital muy especial en el que interpretaron una cuidada selección de romanzas, baladas y lieder de Schumann y Brahms.
Evgeny Kissin se presentó en España de la mano de Ibermúsica en 1988, con 16 años, y desde entonces nos ha visitado en decenas de ocasiones, siendo uno de los solistas más apreciados por el público de la capital. Esta fue su primera actuación con Ibermúsica en formato de recital a dúo y supuso la presentación en el ciclo de Matthias Goerne, una de las figuras de lied más reconocidas a nivel internacional. Así recogió la prensa especializada sus impresiones sobre el concierto:
<<Matthias Goerne tiene una voz de barítono-bajo que utilizó de manera impactante en los momentos más dramáticos y lúgubres, aunque también fue capaz de cambiar los registros de manera convincente y moverse en los agudos con mucha soltura, cuando la obra lo requería (…) fue absolutamente estelar la capacidad de Goerne para contar historias y conseguir adaptarse a cada momento expresivo, utilizando gestos y movimientos por el escenario que realzaban lo que estaba cantando. Por otro lado, de Evgeny Kissin, uno de los pianistas más admirados desde hace décadas, podría esperarse una demostración de sus legendarias capacidades instrumentales. En esta ocasión, sus inagotables recursos se manifestaron; no tanto en grandes despliegues virtuosísticos, sino en el control de las sonoridades, las dinámicas y la articulación. Si bien Kissin no dejó de introducir, en momentos puntuales, aspectos sinfónicos de gran sonoridad, e incluso muestras de brillante virtuosismo (como en el brahmsiano “Wehe, so willst Du mich wieder”), fue especialmente cautivador en situaciones de más tranquilidad, cuidando mucho los matices que iban desde el mezzoforte al pianissimo. También fue magistral su forma de enfocar la relación entre sonido y silencio, como quedó reflejado en “Ich hab’ im Traum geweinet”. Lo más importante es que todas estas virtudes estuvieron al servicio de interpretaciones de gran calado expresivo. El nivel interpretativo fue altísimo durante toda la velada (…) Fue una noche espléndida, para recordar, tanto por la belleza de las obras, como por la calidad de las interpretaciones>> Bachtrack
<<Kissin desarrolló -incluso acentuó- toda las dinámicas -pianos, fortes- de su instrumento cuando Goerne no cantaba, quizá para que se tomara conciencia del instrumento pianístico, como debe corresponder en Schumann: «Cantar» con el piano cuando no hay voz y pasar a sotto voce cuando hay canto, y de ahí nuestro título aludiendo a «son tres»: Goerne, Kissin…, y su piano. (…)fue el Dichterliebe [El amor del poeta] (1840) lo mejor de la velada, sin duda, con todo ese lirismo romántico condensado, que fue gestado musicalmente en sucesivos 16 poemas, según un orden que se corresponde con la sensibilidad del discurso dramático y poético del propio Schumann (…) con Goerne ya saben que no hay segundos de espera entre unos poemas y otros (…) el admirable carrusel de sensaciones fue tan raudo como intenso. Toda música interpretada por este artista encuentra una lección de control del fiato, afinación y belleza en el timbre -aunque pueda «fabricar» varios- en toda la extensión de su tesitura (…) Muy aplaudidos y braveados fueron Matthias Goerne y Evgeny Kissin (…) Por tal circunstancia, y debido a la insistencia del público, se ofrecieron dos propinas que no se hicieron esperar en demasía. Éstas fueron Lerchengesang y Ach, wende diesen Blick, ambas de Brahms, también muy aplaudidas. Desde luego que con este programa se puede ir a cualquier sitio y triunfar, como así ha pasado en Ibermúsica>> Codalario
<<El ruso es un pianista descomunal, capaz de extraer los más variados matices y colores, de los más primorosos efectos de pedal, de dibujar con fino pincel las más cuidadas coberturas y apoyos del canto, y de hacer también, de los cuidadísimos silencios y acentos, todo un tratado de acentuación de los climas que el texto y el canto transmiten, sean ellos la efusión lírica, la delicada melancolía, la doliente tristeza o la opresiva angustia. Lució el ruso su pianismo superlativo a lo largo de todo el recital, y tuvo incluso más ocasión de ello en muchas de las canciones de Schumann, escritas con introducciones y conclusiones exclusivamente pianísticas, a las que sacó el mejor partido>> Scherzo
Fotografías: Rafa Martín / Ibermúsica