Ibermúsica recibió el 5 y el 6 de marzo a la Filarmónica Checa con su director titular Semyon Bychkov en el marco de una gira española que les llevó, además, a Valencia y Barcelona (ciclo BCN Clàssics). La agrupación celebró en esta visita a su compositor más internacional, Antonin Dvořák, acompañando a dos grandes solistas de prestigio internacional: el violonchelista Pablo Ferrández y el violinista Augustin Hadelich.
El martes 5, tras la obertura "En el reino de la naturaleza" la formación acompañó al madrileño Pablo Ferrández en el "Concierto para violonchelo" de Dvořák. Cerraron la velada con la poética "Sinfonía núm. 8", mientras la obertura "Carnaval" abrió la velada del miércoles 6 para dar paso a Augustin Hadelich con el "Concierto para violín" de Dvořák. Pusieron el broche final con una de las grandes obras del autor: la "Sinfonía núm. 9", su 'Sinfonía del Nuevo Mundo'. Estas son algunas de las críticas recibidas en su gira por nuestro país.
<<Ferrández nos regaló las virtudes que ya le conocemos: sonido redondo, de bello timbre, poderoso en la presencia, ancho en la dinámica, generoso en la proyección y preciso en la afinación, con un vibrato que consigue hacer justicia al nombre: vibrar sin lesionar la entonación. Lució el madrileño un arco poderoso y ágil, preciso en unos ataques que pueden alcanzar rotundidad cuando se precisa, pero sin aspereza ni tosquedad. Y todo ello al servicio de un discurso de una intensidad expresiva envidiable (…) Que Bychkov es uno de los más grandes directores del planeta está, creo, fuera de discusión. Trabajador concienzudo, detallista, sensible, hábil planificador, con una batuta y un suave balanceo corporal que dibujan con sorprendente facilidad líneas, acentos, matices e impulso rítmico. El suyo es siempre un discurso de enorme consistencia y envidiable magnetismo, edificado sobre una minuciosa atención a los mínimos detalles, una magistral elaboración de las transiciones y un cuidado de la calidad sonora realmente exquisito>> Scherzo (Madrid)
<<[Pablo Ferrández] Sacó un precioso sonido de su Stradivarius “Archinto” (1689), al que acompañó desde el arranque inicial de algo igualmente importante, como es la expresividad para emocionarnos en el “Adagio ma non troppo” central. En nuestras mentes no cabía más que la música. Sobra pormenorizar las virtudes técnicas ante tanta belleza>> La Razón (Madrid)
<<Concierto de altísima intensidad y emoción (…) La pregunta al finalizar el concierto era qué podía deparar la interpretación de la celebérrima Sinfonía núm. 9, una obra que en la memoria del cronista ha tenido, en los últimos 25 años, al menos dos impresionantes versiones: la de 1999 de Nikolaus Harnoncourt con la Concertgebouw y la de Mariss Jansons con la Filarmónica de Berlín. La del jueves se añade, felizmente, como una nueva visión de una orquesta que, de nuevo, nos mostró la diferencia entre tocar y sonar bien que hacer música de verdad. Como la que escuchamos el jueves. Para el recuerdo>> El Punt Avui (Barcelona)
<<La Filarmónica Checa lleva esta música en sus genes (…) Bychkov exprimió al máximo la fogosidad del conjunto checo. Lo mejor fue el Concierto para violín con una memorable actuación como solista de Augustin Hadelich (…) afrontó con aire rapsódico el dificilísimo allegro, ma non troppo inicial, plagado de todo tipo de dobles cuerdas, arpegios y bariolages. Lució el corpóreo sonido de su Guarneri del Gesù, de 1744, en el adagio, ma non troppo que fue lo mejor de la noche, al ser capaz de cantar y contar con virtuosismo y musicalidad, pero también de dialogar con la orquesta (...) en el finale se subió a la ola sonora del conjunto checo para brillar tanto en el frenético furiant como en la melancólica dumka central>> El País (Madrid)
<<[Bychkov] mostró una acertada flexibilidad en el discurrir de la dialéctica propia de la formación, con gran sutilidad en los modos y arrebatando a fuerza de ductilidad y belleza tímbrica. Quedó patente ya en la obertura de la primera noche, En el reino de la naturaleza, sostenida por un gran trazo narrativo y cuidado en los atriles solistas de la orquesta. El contraste se dio con la festiva, mucho más superficial, pero realmente efectiva Carnaval, a través de una exposición que controló los aires altisonantes de la partitura, consiguiendo destacar sus virtudes en ritmo y color. De un modo similar sucedió con las dos grandes sinfonías ofrecidas. Tanto la Octava como la Novena estuvieron magistralmente hilvanadas en su narrativa. (…) En la apuesta de Bychkov, solistas y la Filarmónica Checa por mostrarnos el todo dvorkiano, el todo ha salido ganando, y nosotros y nosotras con todo ello>> Platea (Madrid)
<<El intenso lirismo romántico del creador de la Sinfonía del Nuevo Mundo, tan cargado de evocaciones folclóricas y de resonancias de la naturaleza, fue enaltecido por una Filarmónica Checa que desde su concierto inaugural es su mejor y más legítimo portavoz. Escuchar su música a la Filarmónica Checa es algo así como sentir la música de Falla a la Orquesta Nacional, la de Debussy a la Orquesta de París o Verdi a la de la Scala (…) Bychkov desde el respeto a esa tradición y desde su propia categoría como una de las grandes batutas actuales, aborda este repertorio sin complejos, para aportar su propio sello e imaginación. El director ruso atiende sus perfiles más sinfónicos y opulentos, y apunta detalles propios que en absoluto desdibujan el discurso; puntadas que ornamentan y exhiben el preciosismo orquestal de una formación que se mueve en estas lides como pez en el agua>> Levante (Valencia)
<<Nos encantó la versión de Bychkov de la primera obra del concierto, esto es, la Obertura Carnaval (…) destacó por una ejecución brillantísima, vibrante y luminosa de las danzas, con una cuerda sedosa para vestir de forma excelente las atmósferas de quietud y parsimonia: lo bucólico, en suma. Impagable la intervención del arpa para reflejar atmósferas nocturnas o celestiales. El final de esta pieza fue, por descontado, apoteósico>> Codalario (Madrid)
<<[Hadelich] Defendió con convicción las bondades de la partitura, extrayendo todo el partido posible a un primer movimiento solemne, en el que no es fácil encontrar una vibración que enganche al oyente. Con todo, dibujó con grácil ligereza el pasaje marcado scherzando de ese primer tiempo. Planteó con buena línea cantable y delicada expresividad el segundo, bien apoyado por el cuidado acompañamiento de Bychkov y la orquesta checa. Como de costumbre con esta obra, la vibración mayor llegó con un tercer movimiento cuyo aroma de danza si cautiva, y Hadelich lo interpretó con ardor y decidido impulso>> Scherzo (Madrid)
Fotografías: Petra Hajska